La poesía —según Bécquer— brota del alma como una chispa eléctrica, desnuda el artificio, despierta las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía.
La poesía dice mucho más de lo que dice. Y ese es uno de sus secretos. Aviva dentro de nosotros ideas, imágenes y sensaciones que llevábamos sin darnos cuenta. En la poesía aflora nuestro inconsciente, por eso nos sirve no solo para despertar nuestros sentidos, sino también para reflexionar sobre nosotros mismos y sobre la vida.
La poesía y los niños
¿Para qué le servirá a mi niño la poesía?, me preguntaba una madre.¿Y para qué sirve un atardecer? La poesía, al igual que un atardecer, solo sirve para sí misma, para existir.
En este mundo materialista, donde todo, al parecer, tiene que servir para algo, la poesía es hermosa precisamente porque no es útil. Y por no ser útil nos eleva y engrandece como hombres.
El arte de la palabra, la música, estimulan en los niños su capacidad innata de crear e imaginar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario