Al llegar el otoño, los versos se visten de color ocre y anaranjado. Caen en forma de lluvia y esponjan la tierra reseca de sol; la dulcifican. Es tiempo de sueños y de membrillos; de buscar el abrazo y los juegos en el hogar; de versar el sonido del mar, ya lejano; es tiempo para amasar poemas.
El otoño es para los poetas.
En septiembre, los niños, curtidos de sol, visten de nuevo el patio del colegio. En el fondo de sus bolsillos aún resta arena y algún tesoro hallado durante el largo verano. También guardan versos para ser desplegados.
El
otoño es para los versos.
Y
los versos son para los niños.
Os dejo este bonito video del poema de Rubén Darío.
A Margarita Debayle (de Rubén
Darío). Recitan: Jaime Calero (narrador), José Grande (rey), Mar Cepero
(Margarita), María Ruiz (papá), Natalia Coello (Dios).
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